domingo, 6 de diciembre de 2020

Unica Zürn



Texto tomado de Pikara Magazine

La esquizofrenia de Unica Zürn la llevó a recorrer un buen puñado de centros psiquiátricos en Berlín y París, y a tratar de exorcizar sus demonios a través de poemas y cuentos fantásticos, de dibujos sobre seres nacidos de sus delirios, también de anagramas (palabras que se transforman en otras palabras) que realizaba a partir de frases que encontraba en carteles o diarios. Como Leonora Carrington, sentía que el mundo la tenía como centro y que le enviaba mensajes encriptados que ella debía resolver. Las dos obras que reflejan mejor su sentir son Primavera sombría, en la que narra su brutal despertar sexual en la adolescencia y El hombre jazmín, que es la crónica de sus sucesivos periodos de enfermedad mental. Unica Zürn consideraba que su esquizofrenia era, a la vez que una fuente de dolor, una buena oportunidad para alcanzar territorios de la realidad más allá de la monotonía ordinaria. Aun así no pudo controlar su enfermedad y se suicidó tirándose de una ventana, delante de Bellmer.

Tanto Leonora Carrington como Unica Zürn conocieron a André Breton, el autor de Nadja. Carrington coincidió con Breton en París y luego en México, donde este se exilió como muchos otros artistas vanguardistas que vivían en el París de la Segunda Guerra Mundial. A André Breton le fascinaban los relatos de la artista sobre su experiencia con la locura, y le influyeron en su propio arte. Pero aunque el “jefe” del surrealismo valoraba la obra de Carrington y llegó a incluirla en su Antología del humor negro, en la que solo aparecían dos mujeres (Leonora Carrington y Gisèle Prassinos), solía referirse a ella como “hechicera”, concepto surrealista que como “maga” o “mujer-niña”, relegaba a la mujer al papel de arquetipo sexualizado. En cuanto a Unica Zürn, Breton llegó a ella a través de Hans Bellmer, pero nunca la consideró “del grupo”. El surrealismo siempre presumió de revolucionario, de impulsor del valor de lo irracional por encima de lo racional, de buscar la libertad total en la vida personal y en el arte, pero para encontrar estos valores en estado puro hay que escarbar, desempolvar a artistas que, como Leonora Carrington y Unica Zürn, quedaron en su momento en un segundo plano.

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